Puntos de interés
El corazón de la ciudad es Viale Ceccarini, un largo paseo que va desde la estación hasta el mar, conocido por ser una encrucijada de modas y tendencias, gracias a las boutiques, relucientes joyerías y clubes que lo bordean. En la zona del centro de la ciudad, sobre todo entre Viale Ceccarini y Viale Battisti, hay bellos ejemplos de arquitectura marinera que datan del periodo comprendido entre finales del siglo XIX y principios del XX, y que de diversas maneras recuerdan las sugerencias del art nouveau, rodeados de espacios verdes cuidados y cuidadosamente diseñados. La avenida conduce al paseo marítimo peatonal, un lugar ineludible para recorrer y disfrutar tanto de día como de noche, a pie o en bicicleta, y a la cercana Villa Mussolini, estructura utilizada para albergar exposiciones internacionales de arte.
Siempre en el centro de la ciudad, se puede visitar Villa Franceschi, que alberga la Galería de Arte Moderno y Contemporáneo, y descansar a la sombra en el parque de Villa Lodi Fè, otro bello edificio de la época. Cerca de Viale Ceccarini, en la plaza del mismo nombre, se encuentra el Palazzo del Turismo, de 1938, la primera estructura del Adriático diseñada para promover el turismo y el entretenimiento. A pocos pasos de aquí se encuentra un lugar muy querido por los habitantes de Riccione: el puerto.
Si se recorre todo el Viale Ceccarini, al norte de la vía férrea, se llega a Riccione Paese, el casco antiguo donde es agradable pasear entre tiendas históricas, comercios originales y cafés, y donde se encuentran la Biblioteca Municipal y el Museo del Territorio. Si se sube la colina, el lugar panorámico por excelencia es el Castillo Agolanti, construido entre 1324 y 1343 por la familia Agolanti, vasallos de los Malatesta, señores de Rímini.
A pocos kilómetros de la costa, en el interior inmediato, se extienden los hermosos valles de los ríos Conca y Marecchia, donde la mirada puede recorrer las verdes colinas y los numerosos testimonios históricos y artísticos en los que son ricos pueblos y ciudades. Éstas son las tierras que, entre la Edad Media y el Renacimiento, se disputaron Sigismondo Malatesta, señor de Rímini, y Federico da Montefeltro, duque de Urbino; las fortalezas y los fuertes que se pueden ver en cada rincón aún hablan de este pasado turbulento, entre la magia y el asombro.