Se respira ciclismo en San Francesco al Campo, la pequeña localidad a 20 kilómetros de Turín donde desde 1996 funciona el Velódromo Francone, punto de referencia para los pistards del Noroeste y centro federal de entrenamiento. Se visita como en peregrinación, pensando en los numerosos atletas que en casi 30 años han construido aquí sus sueños. A continuación, partimos tras las huellas de los corredores por la zona de Canavese, remota pero rica en puntos de interés, tanto históricos como gastronómicos.

En Rivarolo Canavese, por ejemplo, se puede admirar el castillo de Malgrà, que domina y protege el pueblo, que data de 1333, mientras que en Caluso es posible sumergirse en los viñedos de la preciada Erbaluce di Caluso DOC y de un no menos renombrado Passito. Vinos que también se pueden apreciar haciendo una parada en la Enoteca Regionale dei Vini della Provincia di Torino, situada justo en Caluso.

El largo, pero rápido, trayecto por los arrozales del Vercellese conduce a la provincia de Biella. Una tierra que durante siglos se ha dedicado a la industria textil de la más alta calidad, pero que reserva innumerables oportunidades para detenerse. En Valdengo se puede admirar otra suntuosa casa solariega del siglo XIV, pero basta con desviarse cinco kilómetros de la ruta de la carrera para adentrarse en el pequeño y antiguo mundo de cuento de hadas de Ricetto di Candelo, un pueblo medieval magníficamente conservado por cuyas empedradas callejuelas resulta realmente emocionante pasear.

Una vez pasado Crocemosso, el primer gran premio de montaña del día, se adentran en el corazón del distrito industrial textil, donde también pueden observar numerosos ejemplos de arqueología industrial reconvertidos en museos y espacios de uso público.

Los corredores se adentran aquí en el territorio de la Oasi Zegna, una joya medioambiental que en estas semanas empieza a mostrar su cara más bella, sobre todo en la clamorosa Conca dei rhododendri (Cuenca de los rododendros), apenas tocada por el recorrido de la carrera y merecedora de la breve digresión.

Biella da la bienvenida con su colección de monumentos históricos (la Catedral de Santo Stefano, el Baptisterio), espacios postindustriales (renacidos a una nueva vida bajo el signo del arte contemporáneo (la Città dell'Arte-Fondazione Pistoletto) y el encantador barrio medieval de Piazzo, situado en una posición elevada sobre la ciudad y accesible también en funicular. Aquí uno se relaja antes del salto final a la meta, junto al Santuario de Oropa. Se sube con la épica remontada de Marco Pantani todavía en los ojos, que realizó una de sus mejores hazañas en esta subida en 1999. En el verde detrás del Santuario se extiende el Sacro Monte, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO por su alto valor artístico. Se apreciará, sin prisas, tras la llegada de los ciclistas.