El recorrido: Dos grandes picos y una exigente aproximación a meta
El terreno alpino no miente. En la Etapa 17 del Giro d’Italia estaremos todo el día subiendo a bajando. No hay puertos puntuables en los primeros 54 kilómetros, pero se pasará de unos 200m de altitud a casi 1000. Continuos repechos y el Traguardo Volante de Cles (km 23,5), en pleno Val di Non, buscando la población de Fiucine para encarar uno de los clásicos de la Corsa Rosa.
El Passo del Tonale (2ª categoría), con sus 15,2 kilómetros de rampas relativamente constantes al 6% de media, se coronará a 1883 metros de altitud. Desde allí, un veloz descenso, primero hasta Ponte di Legno sin dar pedales y luego empujando hasta el cruce de Monno, para buscar la montaña más mítica y resonante. El Passo del Mortirolo (1ª categoría), este año por su vertiente menos cruel -pero que aun así, propone 12,6 kilómetros al 7,6% y una parte final en torno al 10%-, marcará seguro la carrera.
¿Se termina ahí todo? Por supuesto que no. Complicada bajada -por las rampas más pronunciadas- hasta Grosio y vuelta a subir, en terreno no puntuable pero con rampas duras, hasta llegar a Santa Lucia (km 143) y afrontar Le Motte (3ª categoría). 3 kilómetros al 8,2%, que se coronarán a menos de nueve de la conclusión. La fuga, si llega con opciones a este punto, se decidirá en sus rampas antes de entrar en Bormio.