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Franco Balmamion, los dos años mágicos entre la humildad y la regularidad

12/10/2023

Ni una estrella, ni un conversador, ni alguien que montara un espectáculo para los fans. En su momento se dijo que Franco Balmamion había ganado el Giro de Italia de 1962 y 1963 sin que muchos se dieran cuenta, precisamente porque nunca pasó de alto, ni en carrera ni fuera de ella. Sin embargo, iba fuerte, casi nunca tuvo un mal día y, aunque no fue protagonista de acciones memorables, en las carreras por etapas estuvo a menudo en cabeza. El hecho de que ganara dos veces la Corsa Rosa, pero nunca ganara una etapa, es el resumen perfecto de lo que era un corredor Balmamion.

En 1962, en su segundo año como profesional, llegó al Giro con una sola victoria profesional, la Milán-Turín de unos meses antes. En la 17ª etapa, Lecco-Casale Monferrato, el grupo subestimó su fuga y al final del día se encontró en la Maglia Rosa. Es una pena que ni un escalador como Imerio Massignan, ni corredores de alto nivel como Vito Taccone y Vittorio Adorni, hayan podido escapar de él. Aquel joven de 22 años de Nole, localidad del bajo Canavese, ya se había sumado a la lista de grandes del ciclismo.

Ese éxito, sin embargo, no fue casual y lo demostró al año siguiente, cuando logró vencer nuevamente a Vittorio Adorni después de 3 semanas de batallas y continuos reveses. Al final, la regularidad y la consistencia de Balmamion volvieron a prevalecer y los piamonteses ganaron el Giro con una buena jugada en San Pellegrino, en la 19ª etapa que iba de Belluno a Moena. A sus 23 años ya tenía dos Giros en su haber, pero dejó el protagonismo a otros.

“Yo estaba ahí delante, eso fue suficiente para mí. De todos modos, algunos de los más fuertes siempre saltaban – afirmó en una entrevista al Corriere della Sera -. En el grupo me respetaban, no le quitaba comida de la boca a nadie. El público prefería otras cosas, pero yo era así. Y conocía mis opciones. Sólo una vez me dejé encantar por los periodistas, por los aficionados, por todos: el encanto de la gran empresa. Era el Giro del 64, que ganaría Anquetil. Vengo de los éxitos del 62 y del 63 y regentábamos el Cuneo Pinerolo. Era la primera vez desde el día en que Coppi partió hacia la Maddalena y nadie volvió a verlo. Y traté de hacer lo que decían, traté de hacer Coppi. Sin ser Coppi. Ataqué en la Maddalena, me pillaron en la bajada y en Sestriere entré en crisis. Seguí desconectado, fue una decepción terrible”.

A pesar de todo, Franco siguió siendo una persona humilde, el primer objetivo siempre fue llevarse el sueldo a casa para él y su familia, ganar le interesó hasta cierto punto. No es casualidad que pronto se uniera a los equipos mejor equipados, a costa de tener que actuar como compañero más de una vez. De hecho, nunca volverá a alcanzar el nivel del 62 y del 63, aunque en 1967 terminó segundo en un Giro muy discutido y luego tercero en el Tour de Francia. Se jubiló a los 32 años, en 1972, poco después del nacimiento de su hijo. “Ya no valía la pena arriesgar el cuello por andar en bicicleta”.

Haga clic aquí para saber más sobre Franco Balmamion en nuestra sección Salón de la Fama.

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