Los 196 kilómetros de la etapa entre Scandiano y Viareggio del Giro d’Italia 2023 serán recordados básicamente por tres razones. La primera es que el ganador de etapa, Magnus Cort Nielsen, completó con esa victoria el círculo de triunfos en las tres Grandes Vueltas, después de que haber logrado previamente etapas en La Vuelta y en el Tour de Francia. La segunda es que Remco Evenepoel se había retirado el día anterior, durante la jornada de descanso, vistiendo la Maglia Rosa. Y la tercera, porque era el primer día de Geraint Thomas luciendo precisamente esa Maglia Rosa.
En una jornada caracterizada por la lluvia, especialmente en su primera mitad, Cort Nielsen completó una gran fuga junto a otro maestro de los ataques desde lejos, Alessandro De Marchi, y la gran revelación de aquella edición de la Corsa Rosa, Derek Gee. Los tres llegarían al sprint a la línea de meta de Viareggio, donde el danés hizo valer su velocidad máxima superando al canadiense y al friulano.
Ese día, sin embargo, solo se habló de la despedida de Evenepoel como líder de la prueba. Tras ganar la contrarreloj en Cesena y hacerse con la preciada prenda, el joven belga había tenido que abandonar la carrera en el día de descanso tras dar positivo por covid -todo el mundo recordará su rostro desfigurado tras la contrarreloj-. La polémica estallaba entre quienes decían que su retirada era sacrosanta, para no arriesgarse a comprometer su salud, y los que en cambio afirmaban que el abandono mientras vestía la Maglia Rosa, con la pandemia del covid en fuerte remisión, era una gran falta de respeto al Giro, y que al menos debería haber intentado tomar la salida y apretar los dientes (u otra cosa).
El caso es que Geraint Thomas se encontraba por primera vez en su carrera con esa Maglia Rosa, todo un honor para quien, en los primeros años de su carrera, también había vivido un tiempo en Viareggio. “Han pasado muchas cosas entre ayer y hoy“, dijo el galés, “desde la despedida de Remco hasta la gran lucha por iniciar la fuga. Sin embargo, a pesar de la lluvia, he podido disfrutar de este maillot. He vivido por estos lares y significa mucho para mí haber cruzado estas carreteras liderando un Giro d’Italia. Espero que el clima mejore, pero es realmente un honor tenerla en mis manos, independientemente de todo. Cuando era más joven y vivía en la Toscana, la idea de vestirla era un sueño muy lejano…”.
Thomas, a excepción de un par de días cortesía de Bruno Armirail, acabaría vistiendo ese maillot hasta el penúltimo día de carrera, cuando Primož Roglič dibujará su obra maestra contrarreloj en la cronoescalada del Monte Lussari.