Cuando se dice “sudar” un Giro hasta el último metro. Denis Menchov lo sabe muy bien, ya que en 2009, cuando el ruso ganó su única Corsa Rosa, hasta el último kilómetro de la última etapa, la contrarreloj de 14,4 kilómetros en el Foro Imperial de Roma, corrió el riesgo de tirar por la borda el triunfo más bonito de su carrera.
Menchov, de hecho, tras un apretado mano a mano con Danilo Di Luca que había durado desde las primeras etapas de aquel Giro, había llegado a Roma con una ventaja de 20 segundos sobre el corredor de Abruzzo y sabía que tenía la maglia rosa a su alcance, dado que era mucho mejor que su rival en la contrarreloj y había ganado en Riomaggiore unos días antes contrarreloj. La única posibilidad de Di Luca era que le ocurriera algo al ruso, y efectivamente ocurrió. La carrera estaba muy condicionada por la lluvia y Menchov, a menos de mil metros de su triunfo, resbaló sobre los adoquines mojados, cayendo estrepitosamente al suelo. Por suerte para él, sin embargo, no hubo especiales consecuencias físicas, se volvió a levantar, terminó 21″ por delante de Di Luca y se llevó a casa el Giro.
Famoso fue su grito liberador tras cruzar la línea de meta, como diciendo: “He vencido incluso a Lady Luck”. “Incluso después de la caída conseguí mantener la calma a pesar de todo”, dijo Menchov, “sabía que iba muy por delante y, por tanto, tenía tiempo para recuperarme. Estoy exultante, han sido tres semanas espectaculares: es la victoria más importante de mi carrera”.
La contrarreloj fue entonces prerrogativa de los corredores que salieron primero a la carretera, más seca: ganó el lituano Ignatas Konovalovas, un segundo por delante de Bradley Wiggins y siete por delante de Edvald Boasson Hagen.
