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Recuerdos de Bérgamo, 1976: el último de Gimondi como profeta en su tierra natal

20/05/2023

Cuando uno piensa en el ciclismo bergamasco, piensa en Felice Gimondi. Y trata de imaginar a un fuera de serie como él, uno de los pocos que ha unido a todos los italianos, ganando una etapa en casa, ante su público totalmente delirante. Sucedió en 1976 y el romanticismo quiso que aquel fuera el último éxito en la Corsa Rosa, el antepenúltimo de su carrera, del gran Felice, que dos días después se llevaría a casa su tercer Giro de Italia.

Pero todo aquel Giro fue para corazones fuertes, porque Gimondi, de 34 años, no partía entre los favoritos, él mismo se definía como en sus años crepusculares, y varios iniciados le tildaban ya de “viejo”. En cambio, en el Lago Laceno arrebató la maglia rosa a un joven Francesco Moser, la mantuvo durante 11 días tras haber resistido enérgicamente los ataques de sus adversarios, y sólo la cedió a Johan De Muynck en la etapa 19 con la llegada a la Torri del Vajolet, el día en que todos pronosticaban su hundimiento. 

Gimondi, en cambio, se mantuvo absolutamente a flote y dos días después ganó en su Bérgamo natal en un sprint, por delante de su viejo rival Eddy Merckx (él, sí, en su etapa menguante) y Gianbattista Baronchelli. ‘La de Bérgamo fue una de mis victorias más bonitas, entre las cinco mejores de la historia’, dijo Gimondi unos años después. ‘¿Te imaginas? La primera en mi ciudad, delante de mi gente”.

Galvanizado, al día siguiente, en la contrarreloj de Arcore que precedió a la pasarela final de Milán, encontró fuerzas para recuperar la maglia rosa, burlando a De Muynck por sólo 19 segundos. El Giro de Italia de 1976 fue de Gimondi, nueve años después de su primer triunfo.

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