La Etapa 15 no es un final en alto, pero tampoco es un final en descenso. Los últimos 28 kilómetros de esta jornada de alta montaña se cubrirán en el llamado Altiplano de Asiago, por encima de los 1000 metros de altitud, con constantes subidas y bajadas pero sin un veloz descenso en el que los nervios se pongan a flor de pies. No habrá recuperación: los corredores y grupos deberán seguir ‘tirando del carro’, y las diferencias obtenidas en las dos subidas anteriores se pueden magnificar.
Pero volvamos al inicio del recorrido. Los primeros cien kilómetros son generosos, con el tradicional e icónico paso por el Muro di Ca’ del Poggio (km 44, 4ª categoría) como único obstáculo y posible soporte a la formación de la fuga. El pelotón llegará fresco a Romano d’Ezzelino (km 103,5), donde comenzará la subida más larga de todo el Giro 2025. El Monte Grappa (1ª categoría), 25 kilómetros de irregulares rampas, contiene un primer tramo de nueve kilómetros al 7,5%, una zona de descanso y una segunda mitad, otros nueve kilómetros, al 6,5%. Una hora de esfuerzo para preparar lo que vendrá después.
Tras un larguísimo descenso, con algunos toboganes, y un llaneo hacia Primolano, a 44 kilómetros del final comenzará el decisivo Dori (2ª categoría; 16,4 kilómetros al 5,4%), que como novedad contendrá en sus rampas el Red Bull KM de Enego, a seis kilómetros de coronar. Ninguno de los dos puertos tiene rampas excesivas, pero ambos son muy largos y anticiparán el desgaste que se vivirá en la agónica última semana. Si algún favorito quiere ‘jugar’, puede abrir hueco aquí y aumentar sus diferencias en el Altiplano; si no, lo más seguro es que veamos llegar a la fuga del día.
Un factor importante para terminar: son 219 kilómetros y seis horas de esfuerzo. El ciclismo es deporte de fondo, y las reacciones de los cuerpos son a menudo extrañas en estas distancias.