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Lucha de muchachos

21/05/2022

El Colle di Superga, el Colle Maddalena y la subida del Parco del Nobile se concentran en 36 km. Sobre todo para ser abordado dos veces. Una etapa corta, pero sin un metro para respirar. Sólo podía salir un gran espectáculo y así fue. La primera hora se vivió a un ritmo de locos y luego, en cuanto se acercó el circuito de Turín, la carrera terminó de explotar, con Bora-hansgrohe decidiendo hacer un “todos libres” para ver quién estaba en la marca y quién no.

El equipo alemán ni siquiera quiso esperar hasta el Colle di Superga para hacer explotar el pelotón; Alejandro Valverde (Movistar), Thymen Arensman (Team DSM) y Guillaume Martin (Cofidis) saltaron inmediatamente, y a falta de 75 kilómetros ya sólo quedaban 12 en la escapada, a saber, Wilco Kelderman, Emanuel Buchmann, Jai Hindley (Bora-hansgrohe), Richard Carapaz (Ineos Grenadiers), Vincenzo Nibali (Astana Qazaqstan), Mikel Landa, Pello Bilbao (Bahrain-Victorious), Jan Hirt, Domenico Pozzovivo (Intermarché-Wanty-Gobert), Simon Yates (BikeExchange-Jayco), Juanpe López (Trek-Segafredo) y Joao Almeida (UAE Team Emirates).

Wilco Kelderman puso el control de crucero a la cabeza del pelotón de la docena salvaje y lo lideró en Colle Maddalena, Parco del Nobile y hasta la línea de meta en Turín cuando sonó la campana de la última vuelta. En el segundo paso por el Colle di Superga, sólo pudo ser Jai Hindley quien cambiara de ritmo; el australiano trató de rematar el espléndido trabajo orquestado por su equipo, pero Carapaz, en olor de la Maglia Rosa, Nibali, Landa y… escuchad escuchad… Juanpe López se pegó a su rueda. La Maglia Rosa se tambalea, aprieta los dientes, pero se pega a los grandes escaladores.

Carapaz, Hindley y Nibali bajan el ritmo, por lo que regresan casi todos los miembros de la docena salvaje, menos Kelderman y Hirt, que saltaron. En el último kilómetro de la subida a Superga, sin embargo, llegó la esperada embestida de Carapaz, la Locomotora de Carchi, que salió como un rayo y ganó 20″ al grupo de cabeza en un par de pedaladas. Justo en ese momento, desafiado por semejante aceleración, se le encendió la bombilla a Juanpe López, que perdió uno, dos, tres metros y se alejó (en la meta se dejaría 4’25”).

Como en un deja-vu de Courmayeur 2019 -etapa 14 también en aquella ocasión-, Carapaz parecía dirigirse a la victoria de etapa y a la Maglia Rosa, pero no contaba con el orgullo y la ferocidad de un redescubierto Tiburón Nibali, probablemente en su mejor versión en tres años. Vincenzo se abrió paso por el Colle Maddalena, en medio de dos alas de una multitud exaltada, y sólo Hindley pudo responder. El australiano tuvo aún más, relanzó y alcanzó a Carapaz, mientras que Nibali tardó unos cientos de metros más en alcanzar a los que, a estas alturas, son los grandes favoritos de este Giro de Italia, Hindley y Carapaz.

Con un inmenso esfuerzo, el indescifrable Simon Yates también se puso en cabeza y, en la última aspereza del día, la del Parco del Nobile, realizó una progresión que le permitió volar en solitario hacia la llegada a Turín. Sus sueños rosas se han desvanecido en el Blockhaus, él lo sabe y tras la llegada en su cara se puede leer todo el pesar de haber perdido otra oportunidad, ya que la pierna es la de los mejores días. Pero Simon es así, lo tomas o lo dejas.

La Maglia Rosa va Carapaz, pero detrás de él hay un Hindley que da zarpazos y un Almeida que sufre pero resiste. Hoy ha sido una auténtica paliza, pero todavía estamos muy lejos de tener un ganador.

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