A orillas del mar Adriático, al final, un esloveno siempre llega el primero. Pueden cambiar las rutas, pueden cambiar las circunstancias, pero al final, si no es Tadej Pogacar, es Primoz Roglic quien se lleva a casa el Tridente de Neptuno de la Tirreno-Adriático. En los últimos cinco años, cuatro ediciones han sido ganadas por ellos, repartiéndose dos cada uno, Roglic en 2019 y 2023, Pogacar en 2021 y 2022: la victoria de Simon Yates en 2020, por lo tanto, adquiere en retrospectiva un valor aún mayor del que ya tenía.
Obviamente estamos hablando de dos fenómenos, probablemente los corredores de carreras por etapas más fuertes de los últimos 10 años, pero ver ondear la bandera eslovena en las tres últimas ediciones sigue siendo bastante impresionante. Puede que sea el mes de marzo, puede que sea el aire marino, puede que Eslovenia también tenga vistas al mar Adriático y quizás lo sientan un poco, puede que sea lo que sea, pero la Tirreno-Adriático es ahora un asunto esloveno. Ah, y para que conste, a orillas del Mediterráneo, en las primas de la París-Niza, Pogacar acaba de ganar tres etapas y de llevarse la clasificación general. Roglic, entre Tirreno y Adriático, no ha querido ser menos, así que de Tridentes, en su salón, ya puede presumir de dos.