Dos semanas de espera, dos semanas de escaramuzas, dos semanas de intentar averiguar quién podía ganar el Giro de Italia 2022 y quién no tenía ninguna posibilidad. Este año más que nunca la tercera semana viene a disipar muchas dudas, que de momento, con una clasificación todavía muy corta, son muchas. Las diferencias en la clasificación general (HAZ CLIC AQUÍ para ver la clasificación) están destinadas a aumentar teniendo en cuenta lo que le espera al grupo en la última semana, pero la nivelación que se ha visto hasta ahora empujará a los aspirantes a la victoria final a inventarse algo y quizá a darlo todo.
Tras la jornada de descanso, volverán a empezar con una gran etapa con 5250 metros de desnivel, la Salò-Aprica de 202 kilómetros. En el programa están las subidas de Goletto di Cadino (1ª cat., 20 km al 6%), el Passo del Mortirolo desde Monno (1ª cat., 12,6 km al 7,6%), que se superará a 72 km de la meta, luego la subida de Teglio (5,6 km al 8,2%), no catalogada como GPM, y sobre todo el Valico di Santa Cristina (1ª cat, 13,5 km al 8%), que se subirá a 7 km de la línea de meta, con un corto pero empinado descenso que llevará a los corredores a la línea de meta. Una fracción que, en las subidas que consagraron a Marco Pantani, está destinada a marcar grandes diferencias.
El miércoles 25 de mayo la historia no cambia con el Ponte di Legno-Lavarone de 168 km. El comienzo es inmediatamente cuesta arriba, abordando el histórico Passo del Tonale (8,6 km al 6,3%), pero los últimos 45 km son el punto culminante del día, primero con el Valico del Vetriolo (1ª cat., 11,8 km al 7,7%), que se subirá a 34 km de la meta, y luego el Monte Rovere, conocido por el nombre representativo de Menador, 8 km de subida al 10%. La subida terminará a falta de 8 km, tras lo cual será falsopiano todo el camino hasta la meta. A estas alturas, con dos etapas tan seguidas, probablemente ya se habrá hecho la idea de quién puede llevar la Maglia Rosa hasta Verona.
Después de 48 horas de lucha, el pelotón volverá a respirar en los 156 kilómetros de Borgo Valsugana-Treviso, la última oportunidad para que los velocistas intenten dar la talla. La etapa cuenta con un par de GPM de cuarta categoría en la fase media del recorrido, pero estos no deberían crear ningún dolor de cabeza para los restantes velocistas de la carrera.