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Nápoles, Milán y Roma: las grandes ciudades serán cosa de sprinters

17/12/2025

Con los perfiles en mano, el Giro d’Italia 2026 se plantea como un buen negocio para los velocistas. Nueve de las 21 etapas se consideran llanas, aunque difícilmente todas concluirán con sprint. Sí que esos velocistas derán tener aseguradas seis o siete oportunidades, que a su vez serán fundamentales para la pelea por la Maglia Ciclamino.

Muchas oportunidades de Bulgaria a Nápoles

No solo eso: los sprinters tendrán también la ocasión de oro de vestir la primera Maglia Rosa del Giro d’Italia 2026. La etapa inaugural en el Mar Negro, de Nessebar a Burgas, no presenta dificultades altimétricas -un solo ‘GPM’ de 4ª categoría después de 60 km, que servirá únicamente para asignar la primera Maglia Azzurra-, motivo por el cual los hombres rápidos podrán lanzarse hacia el sueño Rosa. También la Etapa 3, la última de la Gran Salida en Bulgaria, de Plovdiv a Sofía, debería guiñar el ojo a los velocistas, a pesar de que el ascenso a Borovec (2ª cat., 9,3 km al 5,2%), a poco más de 70 km de la meta, represente un obstáculo adicional para ellos.

 

También el regreso a Italia, en Calabria, debería abrirse con un sprint, aunque quizás con un pelotón más reducido. La etapa de Catanzaro a Cosenza presenta la subida de Cozzo Tunno (2ª cat., 14,3 km al 5,9%), a afrontar a poco más de 40 km para la meta; terreno por tanto ideal para que algunos equipos hagan la carrera dura y descuelguen a los velocistas más puros. Será, en cambio, difícil escapar al esprint en la Paestum – Nápoles, Etapa 6, con ese paseo marítimo napolitano y la Via Caracciolo como testigos de otro gran velocista triunfante en su meta. La única dificultad será el Valico di Chiunzi (3ª cat.), que, sin embargo, al estar a más de 90 km de la meta no debería crear quebraderos de cabeza a los “pesos pesados”.

El gran retorno de Milán

Después de algunas jornadas exigentes para ellos, donde llevarán la manija los escaladores, contrarrelojistas y las fugas, los velocistas volverán a ser protagonistas en la Imperia – Novi Ligure, Etapa 12, en la que los ‘GPM’ de Colle Giovo (3ª cat.) y Bric Breton (3ª cat.), entre el -75 y el -55 a meta, no parecen preparados para marcar selección. Mucho más incierta será la etapa del día siguiente, la Alessandria – Verbania, totalmente llana antes de un final tortuoso, con las rampas de Bieno (4ª cat.) y Ungiasca (3ª cat.) que corren el riesgo de arruinar los planes de los hombres rápidos al estar insertadas en los últimos 22 km, sirviendo como perfecto trampolín de lanzamiento para algún atacante.

 

Una de las ocasiones más claras e incontestables para los velocistas debería llegar en la Etapa 15, la Voghera – Milán, con la capital lombarda como protagonista en el Giro d’Italia después de cinco años de abstinencia (en 2021 albergó el gran final). Será una fracción corta y plana como mesa de billar, con un circuito en el centro de la ciudad a repetir cinco veces y una meta prestigiosísima que los sprinters se batirán a toda velocidad.

Volverá a haber ‘volata’ en Roma

La última semana, como es tradición, estará reservada sobre todo a los hombres de la general, y el objetivo de los velocistas supervivientes será naturalmente el de sobrevivir a las muchas subidas programadas. La Etapa 18, la Fai della Paganella – Pieve di Soligo, también podría adaptarse a los más rápidos, pero hay un par de elementos que podrían ponerles palos en las ruedas (figurativamente). En primer lugar, el cansancio: después de casi tres semanas de carrera a tope no será fácil para los equipos -que probablemente ya no estén completos ni a pleno rendimiento- mantener la etapa controlada. Y en segundo, el Muro di Ca’ del Poggio (4ª cat., 1,2 km al 12,2%), que al estar situado a unos veinte kilómetros de la meta presenta el riesgo de tentar a los atacantes y desmotivar a los sprinters.

 

Todo esfuerzo y toda resistencia, sin embargo, serán premiados con una última oportunidad más que golosa. El paseo final de Roma será de celebración para todos, excepto para la mayoría de los velocistas, que a la sombra del Coliseo soñarán con llevarse a casa una de las victorias más fascinantes de su carrera. Conocemos el circuito y su encanto porque la Ciudad Eterna cierra el Giro d’Italia desde 2023; cuenta la velocidad, pero también las energías que queden en las piernas. De todos modos, la posibilidad de subir al podio de los Foros Imperiales es suficiente para motivar incluso al más cansado de los corredores.

 

Curiosidad: Nápoles, Milán y Roma no albergaban una llegada de etapa en la misma edición ¡desde 1959! Este año esperan todas ellas a los grandes velocistas.

 

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