La primera vez que Mikel Landa subió al podio del Giro d’Italia fue en 2015, exactamente hace 10 años, y junto a él se subieron al Alberto Contador, vestido con la Maglia Rosa, y Fabio Aru. De aquel top-ten en la clasificación general, solo Damiano Caruso y él siguen en activo. Todos los demás, antes o después, ya colgaron la bici. Del corredor vasco se hablaba como posible vencedor de Grandes Vueltas en el futuro pero, a día de hoy, con 22 carreras de tres semanas disputadas, aquel sigue siendo su mejor resultado junto al 3º puesto conseguido en Italia en 2022.
Eso sí: de su generación, Landa ha sido uno de los poquísimos que ha logrado mantener el ritmo con el advenimiento del ciclismo moderno, así que mientras muchos de sus coetáneos se desvanecen, él sigue ahí delante, luchando incluso contra chavales 10 o 15 años más jóvenes que él. En las Grandes Vueltas de la última década siempre ha estado presente en cabeza, con 10 top-ten en total, de los cuales siete en el top-5. Por desgracia para él, en su camino, ya fuera de la nueva o de la vieja generación, siempre ha habido alguien más fuerte, hasta el punto de que lleva casi cuatro años sin ganar una carrera (la clasificación general de la Vuelta a Burgos 2021 fue su éxito más reciente) y más de seis sin levantar los brazos al cielo (lo hizo en una etapa de la Settimana Coppi e Bartali, precisamente en Italia).