altimetría
planimetría
información técnica
‘Tappone’ alpino compuesto únicamente por subidas y bajadas. A los 4 km, primera subida a Croce Serra para entrar en el valle de la Dora Baltea. Breve ‘falso llano’ hasta Verrès y luego tres largas subidas de unos 15 km cada una, sin descanso entre ellas. Se suben el Col Tzecore (con tramos largos por encima del 12% en los últimos 4 km), el Col de St. Pantaléon y el Col de Joux. Tras la bajada a Brusson, comienza la última parte, siempre ascenso, con el paso por Antagnod (pendientes de hasta el 11%), que termina a 5 km de la llegada.
Últimos kilómetros
A unos 5 km de meta, después de Antagnod, comienza el descenso, inicialmente suave, hasta llegar a los últimos 3 km, donde la pendiente aumenta para terminar con algunos ‘zigzag’ en el último kilómetro, en el centro de Champoluc. En el último kilómetro comienza un tramo empedrado que termina a 400 m de la llegada, todo en ligero ascenso. Recta final de 80 m sobre asfalto con una anchura de 7 m.
salida / llegada
detalle de subida
últimos km
crono
información turística
Ciudad de:
Biella
Panorámica
Biella es una de las principales ciudades del Piamonte y está situada a los pies de los Alpes de Biella.
La existencia de Biella está atestiguada desde la Alta Edad Media, dominada primero por los obispos de Vercelli y luego por los Saboya, durante el siglo XIX Biella experimentó un gran desarrollo urbano e industrial llegando a ser conocida por las industrias textiles.
Se desarrolla en varios niveles que reflejan su historia: el Piazzo, situado en una colina (480 m. s. n. m.) a la que se puede llegar con un funicular panorámico, es la parte más antigua de la ciudad y conserva las características de un pueblo medieval con puertas de acceso y calles empedradas que atraviesan edificios señoriales.
La zona más nueva de Biella se remonta a la época romana y en ella se encuentran importantes monumentos de diferentes épocas como el Baptisterio y el campanario, ambos románicos, y la iglesia renacentista de San Sebastiano, estos elementos arquitectónicos se insertan en un elegante contexto resultante del desarrollo urbanístico del siglo XIX. A lo largo del río Cervo destacan los monumentos de arqueología industrial, algunos de los cuales se han transformado ahora en centros culturales.
Gastronomía
La cocina local tiene una clara impronta piamontesa, apoyada por empresas conocidas a nivel nacional e internacional y por los numerosos pequeños productores que mantienen viva la tradición del territorio.
La comida y el vino de Biella se cuentan plenamente entre las excelencias del Piamonte.
Entre los quesos más conocidos se encuentra la Toma, de pasta dura, elaborada con leche de vaca, siguiendo la antigua tradición alpina. También se produce con leche entera y se convirtió en tipo Maccagno y con leche semidesnatada. Los tomos de los valles de Biella tienen el reconocimiento de la D.O.C. por la Región del Piamonte.
Estos quesos son también los ingredientes principales de dos grandes platos típicos: la “pulenta cunscia”, una crema suave hecha con maíz, que debe cocerse durante mucho tiempo en un caldero, la receta es una mezcla de queso local fundido con sabrosa mantequilla de granja y el “ris an cagnun”, que es un risotto hecho con toma y mantequilla frita.
Entre los embutidos más conocidos tenemos: El “salam d’ula”, que se conserva en grasa y se hace con carne, sal, pimienta y a veces vino tinto. Otros platos locales son el “salam d’asu” con carne de burro y los basados en carne de cabra. La producción de “salam ‘d patata” es más localizada, luego la “Paletta de Coggiola”, una paleta aromatizada con sal y pimienta, embutida en la vejiga y secada al aire.
Los postres de Biella: los “torcetti” que son galletas leudadas y desmenuzables en forma de rosquilla ovalada. Las galletas “paste ‘d melia” hechas con harina de maíz. Los canestrelli, obleas aromáticas con chocolate y avellanas.
La gran variedad de floraciones permite seleccionar una gran variedad de tipos de miel: de acacia, de castaño, de tilo, de rododendro, de diente de león y de flores silvestres, por citar las más comunes.
Bebidas
Las aguas de la zona de Biella son famosas por su excepcional ligereza: una de ellas es la Lauretana con sus 14 mg/l de residuo fijo que determinan su ligereza como récord europeo. Biella también cuenta con una cerveza de gran calidad: Menabrea es la cervecería en activo más antigua de Italia, y a lo largo del tiempo ha ganado varios premios internacionales, también ha sido juzgada como la mejor cerveza lager del mundo. Muchos premios del sector también para las numerosas microcervecerías situadas en la zona que ofrecen una amplia selección de cervezas artesanales, particulares en sabores y con ingredientes cuidadosamente seleccionados y mezclados.
Entre los vinos del territorio, un D.O.C.G .: el vino amarillo pajizo Erbaluce di Caluso, con un fino aroma que recuerda a las flores silvestres y un sabor seco, fresco y característico. El vino tinto también está representado con 4 D.O.C .: Bramaterra, Lessona, Canavese y Coste della Sesia, vinos tintos rubí, con un aroma característico e intenso, y un sabor seco y armonioso. Mención especial merece el Ratafià di Andorno, un licor obtenido de la maceración alcohólica de cerezas silvestres, según una receta de hace 500 años.
Lugares de interés
El territorio se caracteriza por una gran variedad medioambiental, natural e histórica.
En el centro histórico de la ciudad se encuentra el Museo del territorio de Biella, que recoge testimonios de toda la zona, desde Viverone hasta el lago de la Vecchia, desde Bessa hasta la cima del monte Rubello. La visita al museo, situado en el claustro de la Basílica de San Sebastián, permite viajar en el tiempo desde la prehistoria hasta el siglo XIX. Un mapa realista en 3D de Biella le dará la bienvenida en el vestíbulo principal y su forma le dará la sensación de estar abrazado al mapa, luego el museo sugiere dos caminos diferentes, el primero a través del departamento arqueológico (exposiciones desde la paleontología hasta la Edad Media) y el otro está dedicado a los artefactos históricos/artísticos (desde el Renacimiento hasta el coleccionismo del siglo XIX).
Ningún turista puede perderse la visita a la Catedral de San Stefano, patrón de Biella, construida en el núcleo más antiguo del centro de la ciudad y que alberga un raro ejemplo de iconografía cristiana medieval, desaparecida hoy en día tras el Concilio de Trento: El Cristo del Domingo. Junto a la Catedral se encuentra otro ejemplo significativo de arte románico: el Baptisterio, construido sobre un enterramiento romano.
La ciudad de Biella y el municipio de Pollone albergan el parque natural de Burcina, que se extiende por las laderas de una colina a 826 metros de altura. Creado a mediados del siglo XIX por el empresario textil Felice Piacenza, ocupa 57 hectáreas y conserva numerosos ejemplares de rododendros, azaleas y preciosas coníferas y árboles exóticos de hoja ancha perfectamente integrados en la vegetación existente. En 1980 se convirtió en Reserva Natural Especial.
A pocos kilómetros de la ciudad, a 1180 metros sobre el nivel del mar, se encuentra el Santuario de la Virgen Negra, el lugar de peregrinación más famoso del Piamonte, uno de los más conocidos de Italia y quizá el santuario mariano más antiguo de Occidente. El edificio está considerado patrimonio mundial de la UNESCO y toda la zona se convirtió en “Reserva Natural Especial del Sacro Monte di Oropa”.
Un punto de referencia para el turismo en las montañas de Biella es Oropa: se puede llegar en poco tiempo desde Vercelli, Novara, Milán, Turín y muchas otras ciudades del noroeste. El teleférico, situado detrás del Santuario de Oropa, en menos de 10 minutos le llevará a 1900 metros sobre el nivel del mar, cerca del lago Mucrone. En verano existe la posibilidad de practicar escalada, senderismo, descenso o simplemente disfrutar del espectacular paisaje del valle del Po y pasar la noche en uno de los refugios. Durante el invierno las pistas de freeride de la montaña del Camino son las principales protagonistas, se extienden desde los 2400 hasta los 1200 metros sobre el nivel del mar, también existe la posibilidad de hacer senderismo con raquetas de nieve y esquí de montaña.
Otro parque natural cercano a la ciudad es el área protegida “Oasi Zegna” en Trivero, 100 kilómetros cuadrados de área naturalista de libre acceso en los Alpes de Biella.
También está la “Reserva Especial de Bessa”, una de las mayores minas de oro a cielo abierto entre los siglos II y I a.C., 10 kilómetros cuadrados situados en los municipios entre Biella e Ivrea..
En Candelo se encuentra también el Ricetto, una de las estructuras fortificadas medievales mejor conservadas del Piamonte.
El lago de Viverone se encuentra a unos 20 km de Biella. Es un lago de origen glaciar alimentado principalmente por aguas subterráneas. Está situado en el extremo sur de la provincia de Biella, en el límite con la provincia de Turín. El perímetro del lago mide algo más de 13 km y está rodeado de localidades como Viverone, destino turístico de vacaciones y excursiones, y parcialmente ocupado por bosques y carrizos que albergan una gran variedad de aves, lo que lo convierte en un destino ideal para la observación de aves.
Champoluc
Panorámica
Champoluc, situado en el Valle de Aosta, es uno de los principales destinos de esquí de los Alpes. Situado en el corazón del macizo del Monte Rosa, ofrece vistas espectaculares y una gran variedad de instalaciones para los amantes de los deportes de invierno. En verano es un excelente punto de partida para rutas de senderismo y para explorar la naturaleza alpina. Su casco histórico conserva un ambiente típico de los Alpes, ideal para quienes buscan aventura o simplemente relajarse en un entorno natural.
Gastronomía
Champoluc, en el corazón del Valle de Ayas, ofrece una gastronomía típica que refleja las tradiciones montañesas del Valle de Aosta. Entre los platos más representativos se encuentra la fondue valdostana, un plato rico y cremoso elaborado con quesos locales como la Fontina, que se funde con leche, mantequilla y huevos, acompañado de pan tostado. La polenta concia, otro plato típico, se prepara con polenta servida con mantequilla derretida y abundante queso, perfecta para calentarse durante los fríos días de invierno.
Los platos a base de carne son una constante en la cocina de Champoluc: entre los más conocidos están el ciervo y el rebeco, cocinados de diversas formas, a menudo estofados o acompañados de salsas a base de hierbas aromáticas. El risotto a la valdostana, condimentado con queso y setas, es otro plato que encierra el sabor de las montañas.
No faltan las tartas y los dulces típicos, como la tarta de manzana valdostana o la tarta de avellanas, que ofrecen un sabor auténtico, ideal para cerrar una comida de montaña. Como acompañamiento, la miel y la mermelada artesanal, productos típicos de la zona, se utilizan a menudo para acompañar quesos o simplemente se disfrutan en su estado natural. La cocina de Champoluc es un verdadero viaje por los sabores de la tradición, perfecta para quienes desean sumergirse en los gustos auténticos de los Alpes.
Vinos y bebidas
Las bebidas típicas reflejan la tradición valdostana, ofreciendo una combinación de aromas y sabores que se adaptan perfectamente al clima alpino y a la cultura montañesa. Entre las más representativas se encuentra el Genepy, un licor aromático y digestivo, elaborado con hierbas alpinas que crecen en altitudes elevadas. Su sabor único, ligeramente amargo, lo convierte en el complemento perfecto después de una comida abundante.
Otra bebida tradicional es la grappa valdostana, producida con uvas locales o bagazo, que se distingue por su sabor intenso y su capacidad para calentar durante las frías noches invernales. La grappa suele servirse como digestivo, acompañando quesos o dulces típicos.
Para quienes prefieren una bebida más dulce, está la miel valdostana, que se utiliza a menudo como edulcorante natural o mezclada con agua caliente para crear una bebida caliente y relajante, ideal para afrontar las bajas temperaturas de la montaña.
Por último, la cerveza artesanal valdostana está ganando cada vez más popularidad, gracias a la producción de cervecerías locales que utilizan ingredientes típicos del territorio, como el lúpulo y las hierbas alpinas. Estas cervezas, frescas y sabrosas, son perfectas para acompañar una comida o simplemente para un momento de relax después de un día de excursiones.
Puntos de interés
El pueblo es un punto de partida ideal para explorar los numerosos lugares de interés que enriquecen la zona, ofreciendo experiencias inolvidables para los amantes de la historia, la naturaleza y las tradiciones montañesas.
Uno de los lugares de mayor relevancia histórica es la Iglesia de San Martino en Antagnod, una antigua iglesia del siglo XV situada en la aldea homónima. La iglesia es un excelente ejemplo de arquitectura alpina, con una estructura sencilla pero encantadora, en la que los elementos de madera y piedra se integran armoniosamente con el paisaje circundante. En su interior se pueden admirar valiosos frescos que narran la vida religiosa y las tradiciones locales. La iglesia también es un importante punto de referencia para la comunidad de Champoluc y un lugar de culto donde se celebra la devoción religiosa.
El Ru Cortot da Barmasc es un sendero histórico que atraviesa el paisaje montañoso, un recorrido que sigue un antiguo camino de mulas que unía las aldeas de Champoluc con el valle inferior. El trayecto es especialmente pintoresco gracias a las vistas panorámicas que ofrece sobre el pueblo y el valle circundante. A lo largo del camino se pueden descubrir rincones escondidos y paisajes que hacen del Ru Cortot un destino ideal para los amantes del senderismo y la historia local.
El macizo del Monte Rosa, una de las cumbres más altas de los Alpes, es sin duda la joya de la corona de Champoluc. La montaña es un destino imprescindible para los amantes del montañismo y el esquí, pero también para quienes simplemente desean admirar el impresionante panorama que ofrece. El Monte Rosa es un símbolo de la majestuosidad de la naturaleza alpina, y su imponente presencia domina el paisaje de Champoluc, ofreciendo increíbles oportunidades para el senderismo, la escalada y el esquí de travesía.
Otro destino de gran atractivo es el Lago Blu, situado a 2.000 metros de altitud, al que se accede mediante una sencilla excursión. Este lago alpino, rodeado de bosques y picos nevados, es un lugar ideal para un paseo tranquilo, para tomar fotografías o simplemente para disfrutar de la serenidad del paisaje.
El pueblo de Mascognaz, uno de los rincones más encantadores de Champoluc, es una aldea antigua que aún conserva intacto su aspecto tradicional. Este pintoresco pueblo de montaña, caracterizado por construcciones de piedra y madera, es perfecto para quienes desean sumergirse en la historia y las tradiciones locales. Mascognaz también es famoso por su ubicación panorámica, que ofrece una vista inigualable de las montañas circundantes. El pueblo es el lugar ideal para un paseo en el que descubrir las antiguas casas walser y las costumbres de antaño.
Por último, los Sabots son los tradicionales zuecos de madera que durante siglos han sido utilizados por los habitantes de los valles valdostanos. Un símbolo de las tradiciones montañesas, los sabots eran en su momento indispensables para trabajar en los campos y afrontar las duras condiciones invernales. Hoy en día, estos zuecos se han convertido en un emblema del patrimonio cultural y a menudo se compran como recuerdo para llevarse un pedazo de la tradición valdostana.
