187 personas han perdido la vida en las carreteras italianas en 2025, solo hasta el mes de octubre (datos de ASAPS), por accidentes de circulación cuando rodaban sobre su bicicleta. ¿Qué podemos cambiar como usuarios de las carreteras para salvar seres humanos y cuáles son los consejos del Giro d’Italia para hacer de las vías un lugar más seguro?
1. El metro y medio, esencial. Toda la normativa viaria en torno a la convivencia entre ciclistas y conductores es basa en la distancia que salva vidas. Con 1,50m en cualquier vía interurbana, nos aseguramos de no ponerles en riesgo; de no perjudicarles con ráfagas de viento o suciedad que les haga perder el equilibrio. Como refleja la encuesta Ipsos Global Advisor (2022), el 52% de los adultos en todo el mundo señalan que rodar en bici en su zona es demasiado peligroso. Con este simple gesto cambiaremos por completo esa percepción.
2. Debemos recordar que, tanto con ciclistas como con motoristas, no hay carrocería. Estos dos colectivos son especialmente frágiles, porque cualquier punto de contacto es su propio cuerpo. El ciclismo no es solo recreativo: la gente usa sus bicicletas para ir al trabajo; para acompañar a sus pequeños al colegio; por salud.
3. No confiarse porque las condiciones sean ‘ideales’. Como reflejan los datos de ASAPS, más del 90% de los siniestros que implican a bicicletas se producen sobre asfalto seco y con meteorología adecuada. Son las circunstancias que invivtan a “apurar”: recortar distancias de seguridad, realizar adelantamientos inadecuados y ‘ganar tiempo’ porque sí. Es allí donde sobreviene el desastre.
4. Miremos también a otros países. España, país con el que compartimos cultura y pasión por la bicicleta, registra cifras muy inferiores de siniestralidad a las nuestras. Según datos de la Dirección General de Tráfico española (DGT), en 2022 fallecieron 81 personas contando los doce meses del año, menos de la mitad que en Italia. Esto es atribuible a una normativa estricta, pero también a una correcta señalización y, sobre todo, a la conciencia de respeto implantada y puesta en práctica, a nivel educativo y de concienciación social, en España desde hace décadas.
No en vano, la Península Ibérica es el lugar que todos los equipos ciclistas del máximo nivel eligen para realizar sus concentraciones de pretemporada: además del buen clima -que también tenemos en Italia-, encuentran allí un respeto reverencial al ciclista y carreteras donde se promueve y publicita su presencia.
5. Ante todo, respeto mutuo. Es fundamental no olvidar que las normas son para todos, incluso para los colectivos más desfavorecidos en caso de accidente. De nada ayudaremos a proteger al ciclista, sobre todo ante la opinión pública, si no cumplimos estrictamente las normas de circulación. El uso del casco, evitar los auriculares, hacernos visibles y rodar en el modo que marcan las normas son la primera medida de protección para nosotros mismos.
Para terminar, es importante que nunca olvidemos lo siguiente: quien va sobre una bicicleta es una persona, un padre o madre de familia, un hijo o esposo. Alguien como tú y como yo. En bici va una vida. Protejámosla.
