La Etapa 11 del Giro d’Italia 2025 parece una imitación de la que vivimos el pasado sábado camino de Castelraimondo. Un terreno veloz en los últimos ochenta kilómetros, por la provincia de Lucca, debería posibilitar la formación de una fuga que se prevé muy luchada, pero a partir de ahí, el terreno se pondrá complicadísimo.
Alpe di San Pellegrino (1ª categoría), con su cima a 93 kilómetros de la conclusión en Castelnovo ne’ Monti, es una brutalidad, quizás el ascenso más duro de lo que llevamos de Giro: 13,7 km al 8,8% con rampas máximas del 19%. Para que se hagan una idea, el Colle delle Finestre (Etapa 20), Cima Coppi de la carrera, tiene solo cinco kilómetros más a unas rampas similares (9,2%).
Al coronar, se cubrirán cuarenta kilómetros rapidísimos, entre zonas de clara bajada y falsos llanos, hasta llegar a Cerredolo (Traguardo Volante, km 135), ya en la provincia de Reggio Emilia, y comenzar el incómodo encadenado final: Toano (2ª), con 11 km al 5%; un ‘sube y baja’ hasta la cota (Red Bull KM) de Villa Minozzo (24 km a meta) y buscar desde ahí la decisiva Pietra di Bismantova (2ª categoría; 5,8 km al 5,8%). Desde su cima hasta la meta, en ascenso, hay menos de cinco kilómetros. Si algún favorito quiere buscar las cosquillas al vecino, tiene dónde hacerlo.