La bicicleta nace en Francia, pero fue en Italia donde la de carreras se convierte en una joya
La bicicleta nace en Francia, pero fue en Italia donde la de carreras se convierte en una joya. Todo ciclista, aficionado o profesional, incluso famosos campeones de todo el mundo, siempre ha soñado con una sola cosa: tener un cuadro hecho a medida en Italia, y luego equiparlo con los componentes más refinados, ligeros y eficaces, es decir, aquellos Made in Italy.
Esta tradición jamás se ha interrumpido y aún hoy Italia sigue siendo el país de referencia en el mundo de las bicicletas de carreras. Justamente por haber sido, en cierto modo, el país donde han nacido. Por ejemplo, aquí se inventó el cambio de marchas, el cuadro de carbono, se desarrollaron materiales innovadores e impensables como el titanio, pero también geometrías y posturas sin precedentes que han permitido a los ciclistas de todo el mundo ser más rápidos, pero también estar más cómodos en el sillín.
Ruedas con bujes y radios extraordinarios que han permitido lograr inéditas prestaciones que con el tiempo han ido evolucionando, pasando del acero al carbono. Los sillines que antes se cosían a mano, hoy vienen producidos en materiales especiales e incluso reciclables, se ha reducido enormemente el peso de este componente aumentado en gran medida la comodidad de quienes pasan muchas horas en el sillín, convirtiéndose en un ejemplo del Made in Italy y conquistando el mercado. Pero también manillares, fijaciones, neumáticos sofisticados y ligeros, en definitiva, todos los componentes que hacen que una bicicleta de carreras sea una joya admirada en toda latitud.
Es la Italia de las carreras, que ayer como hoy, representa el non plus ultra para todo ciclista, entusiasta, cicloturista, randonneur, corredor aficionado o profesional.
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