Tuvimos la suerte de conocer -y de dar a conocer- a Giulio Pellizzari en las carreteras del Giro d’Italia. Ya en la edición del año pasado, en 2024, había conseguido hacerse apreciar y aplaudir a pesar de que la apisonadora de Tadej Pogačar no dejó ni las migajas a nadie. Con el maillot del VF Group-Bardiani CSF-Faizanè, y sin nada que perder, el joven de la región de las Marcas disfrutó e hizo las delicias de los aficionados atacando en la montaña sin mirar a los vatios.
No consiguió ganar etapa, porque siempre se lo impidió Pogačar, pero en todo momento asumió esas derrotas con una sonrisa, sin desanimarse, como es su carácter que ya hemos captado de lleno. Le llegó a pedir las gafas a su ídolo Tadej, quien respondió de inmediato regalándole su Maglia Rosa.
Y llegamos al año 2025. Con su aterrizaje en Red Bull-BORA-hansgrohe, Pellizzari tuvo que dejar de lado en parte ese carácter juguetón propio de la juventud, aunque mantuvo esa autenticidad y simpatía que lo convierten en uno de los corredores más queridos por los italianos. En la Corsa Rosa debía correr en apoyo de Jai Hindley y sobre todo de Primož Roglič, pero ambos abandonaron por sendas caídas y así Giulio, con 21 años, se encontró siendo el líder en el Giro de uno de los equipos más fuertes del mundo. Rápidamente recuperó los segundos cedidos con sus rivales en las primeras etapas y terminó sexto en la clasificación general.
Tras unas semanas de descanso, volvió a la carga en la Vuelta a España, compartiendo el liderazgo con Hindley. En España se confirmó como un corredor sólido, manteniéndose entre los mejores durante mucho tiempo y dándose el gusto de ganar en el Alto de El Morredero, por delante de corredores como Vingegaard, Almeida y Pidcock. Nada mal para su primera victoria en profesionales.
“Fueron muchas emociones cuando crucé la meta. Creo que este es el mejor momento de mi carrera, aunque hasta ahora ha sido bastante corta”, dijo con su habitual sonrisa después de la llegada.
Solo un atisbo de debacle subiendo a la Bola del Mundo, el penúltimo día, le costó el Maillot Blanco de mejor joven. Un desfallecimiento que se le puede perdonar, después de dos Grandes Vueltas a tope a su edad. Llegó de todos modos a Madrid con otro sexto puesto en el bolsillo, y con esos resultados, Pellizzari se ha convertido en el corredor más joven de la historia en conseguir dos Top 10 en Grandes Vueltas en el mismo año.
Giulio todavía tiene tiempo para cometer errores y aprender -cumplirá 22 años en noviembre-, y no se puede esperar que se convierta en un fenómeno a toda costa. Ha sentado bases importantes para un futuro brillante, el camino está trazado, y a nosotros solo nos queda ver a dónde lo llevará.
