Cuando el Giro d’Italia de 1965 partió de la República de San Marino, nadie habría podido esperado que unos años después la Corsa Rosa comenzaría por sistema a arrancar desde países extranjeros. Por aquel entonces aún no existía el concepto de “Grande Partenza” y la primera etapa en San Marino, aunque inédita, no era gran noticia, ya que en el fondo se trataba de un enclave en el centro de Italia.
En vísperas de ese Giro, por tanto, apenas se hablaba de San Marino, también porque la ausencia de grandes campeones extranjeros era la gran protagonista en la prensa -dado que de 100 participantes sólo había 10 no italianos- y el recorrido, duro por naturaleza, cobraba también gran protagonismo. El elemento que más discusión había desatado en la previa era el traslado entre las etapas 13 y 14, ya que los corredores, durante el día de descanso, debían desplazarse desde Taormina, en Sicilia, hasta Milán, desde donde partiría la última semana del Giro. El gran patrón de la carrera, Vincenzo Torriani, puso a disposición de todos un avión, pero en aquellos días había a quienes no les gustaba volar, por lo que corredores como Italo Zilioli optaron por subirse a un tren, todo un viaje de esperanza en la época, para afrontar el día de descanso.
“Un Giro d’Italia inédito, atrevido, desaliñado: así es la carrera que levantará el vuelo mañana desde el acantilado de San Marino, la república más antigua del mundo, para exaltar -ausentes casi todos los extranjeros- a una patrulla de valientes capitanes italianos”, rezaba el Corriere della Sera en vísperas de la salida de San Marino. Esa primera etapa, la San Marino – Perugia de 198 km, abría una Corsa Rosa cuyas primeras etapas, según los corredores, fueron “demasiado duras”. El primer liderato era para Michele Dancelli, quien sin embargo cedió la Maglia Rosa solo un día después.
El Giro terminaría en Florencia con la victoria de Vittorio Adorni, por delante de Zilioli (a pesar del viaje en tren) y de un joven Felice Gimondi. 60 años después recordamos aquella edición no solo por ese extraordinario podio, sino también por ser la primera edición que partió desde un territorio no italiano.
