Las primeras fotos de Simon Yates con el maillot de Visma | Lease a Bike, el pasado invierno, levantaron expectación entre los aficionados. Para muchos, el de Bury suponía una gran amenaza al ‘status quo’. Pero no como ahora hemos descubierto, al ganar en Roma su segunda Gran Vuelta con el Giro d’Italia 2025. Todo el mundo imaginaba que, a sus 32 años y después de haber conseguido mucho y muy bueno en el ciclismo profesional -La Vuelta, Tirreno Adriatico, etapas en las tres ‘grandes’-, y habida cuenta de lo mucho que se corre hoy en día en el ciclismo de carretera, en la era de los ‘superequipos’, el inglés pondría sus piernas a disposición de Jonas Vingegaard, en su reto de superar precisamente al último ganador de la Corsa Rosa, Tadej Pogacar. Era muy complicado dibujar en la mente del aficionado que Simon Yates iba, en realidad, a suceder al campeonísimo esloveno.
La historia que Yates ha completado este domingo en el Circo Massimo es una apoteosis interrumpida de modo abrupto en el Colle delle Finestre, y que dicha montaña ha tenido que resolver siete años después. Los 40 minutos que el británico se dejó camino del Jafferau, mientras un compatriota, Chris Froome, se llevaba el primero de los tres Trofeo Senza Fine que en la última década ha acumulado la Union Jack, se tornaron en cinco a su favor este sábado en la Vialattea, en Sestriere, con la mejor subida de todos los tiempos a la Cima Coppi de este año, sobre sus terribles rampas de tierra, y la decisiva mano de un Wout Van Aert que, como Yates, ha sanado sus heridas transformándose de nuevo en el mejor gregario del mundo y añadiendo a su palmarés la victoria 50, la más deseada, también sobre ‘sterrato‘, en una de las metas más bonitas del mundo en Siena.