Los obstáculos y las trampas están diseminados a lo largo de las tres semanas, pero el Giro d’Italia 2026, como siempre, tiene etapas que los hombres de la general -aquellos que sueñan con vestir la Maglia Rosa en Roma- ya han marcado en rojo. Lo que se puede apreciar claramente es que quien quiera ganar la Corsa Rosa deberá estar listo desde el principio, porque la primera semana presenta ya dos llegadas en alto bastante duras.
En la Gran Salida en Bulgaria, y luego en Calabria, Basilicata y Campania, veremos sobre todo alguna pequeña escaramuza entre los favoritos, pero el primer test verdadero llegará en la Etapa 7, la Formia – Blockhaus. Además de la ya célebre llegada en alto en la cima montañosa del macizo de la Maiella, lo que hará la carrera dura y selectiva será la longitud total de la etapa, la más larga de la 109ª edición del Giro d’Italia, que rozará los 250 km. En los últimos 80 km los corredores se encontrarán también con las subidas de Roccaraso (2ª cat.) y del Passo San Leonardo (3ª cat.), pero el ‘tomate’ se decidirá seguramente al completo en las rampas del Blockhaus, donde en 2022 ganó Jai Hindley, quien luego acabaría conquistando el Trofeo Senza Fine. La subida final es de 13,6 km con una pendiente media del 8,4%: será la ocasión para probar las piernas de los adversarios y probar a coger a alguien desprevenido, con la conciencia de que los 250 km de etapa podrían hacer aún más selección de la que habría normalmente.
Dos días después habrá otra cita a la que los hombres de la clasificación deberán responder presentes. Desde Cervia y la riviera romañola se llegará a los Apeninos boloñeses, a Corno alle Scale, donde en 2004 ganó Gilberto Simoni. La etapa atravesará la Llanura Padana y luego se lanzará hacia la meta, pasando primero por Querciola (3ª cat.) y luego encarando la escalada final a Corno alle Scale. No hablamos de una subida imposible, porque son 12,8 km al 6,1% de pendiente media, pero los últimos tres km se abren a gran batalla porque las rampas serán constantes en torno al 10%, y basta un breve despiste o desfallecimiento para verse perdiendo segundos. El final es bastante explosivo y los escaladores con un importante cambio de ritmo podrían llevarse la mejor parte respecto a aquellos más rodadores.
Tras el día de descanso vendrá otra jornada fundamental: la Etapa 10 será la primera y única contrarreloj del Giro d’Italia 2026, sobre 40 km en tierra toscana, de Viareggio a Massa. No hay un metro de subida y el perfil es completamente llano; habrá que mover desarrollos largos, y los especialistas en ese tipo de esfuerzos deberán necesariamente aprovechar para ganar el mayor tiempo posible. Para todos los demás tocará sufrir, pero acaben como acaben, espacio para recuperar, como veremos, hay mucho.
Después de algunas jornadas de transición, que sonreirán a sprinters y atacantes, los escaladores volverán a ser protagonistas en la Etapa 14, toda por el Valle de Aosta, de la capital a Pila, con 4400 metros de desnivel y muchos puntos en juego para la Maglia Azzurra. De ‘pito’, como se diría en el argot, los corredores se encontrarán nada más darse el banderazo la subida a Saint-Barthélémy (1ª cat., 18,1 km al 5,4%), tras la cual vendrán los ‘GPM’ de Doues (3ª cat.), Lin Noir (1ª cat., 7,5 km al 7,8%) y Verrogne (2ª cat.). El choque frontal entre los favoritos se espera, eso sí, en la subida final que lleva a los 1793 metros de altitud de Pila, 17 km de rampas constantes al 7%. Al ser la única etapa realmente complicada de la segunda semana en lo altimétrico, lo lógico es que los ataques por la general acaben llegando.
Una etapa similar, aunque todavía más breve (menos de 120 km), remezclará las cartas después del tercer y último día de descanso. Será una fracción que se desarrollará íntegramente en territorio suizo del Ticino, de Bellinzona a Carì. En la fase central de la etapa los corredores afrontarán el exigente circuito de Roccabella, a repetir en dos ocasiones, con las subidas a Torre (3ª cat.) y Leontica (2ª cat.). La brevedad de la etapa debería facilitar la posibilidad de mantener la carrera controlada, por lo que subiendo hacia Carì (1ª cat., 11,6 km al 8,1%) los favoritos podrían luchar por la victoria de etapa y la Maglia Rosa.
Llegamos por lo tanto a las dos jornadas finales, aquellas en las que lo cimentado hasta ese momento podría ser erigido en gloria o puesto en discusión. La Etapa 19 es la más fascinante, el ‘tappone’ dolomítico por encima de los 2000 metros de altitud, el lugar donde se escriben historia y leyendas. De Feltre a Piani di Pezzè habrá que superar nada menos que 5000m de desnivel, ‘gracias’ a las ascensiones a Passo Duran (1ª cat., 12,1 km al 8,2%), Coi (2ª cat.), Forcella Staulanza (2ª cat.), Passo Giau -Cima Coppi de esta edición con sus 2233 metros de altitud (9,9 km al 9,3%)- y Passo Falzarego (2ª cat., 10,3 km al 5,4%). Por si no fuese suficiente, desde Alleghe se encarará la subida final hacia Piani di Pezzè, breve pero dura, con sus 4,9 km al 9,9%.
Estamos seguros de que después de una etapa de este tipo los corredores estarán vacíos y agotados, pero deberán encontrar dentro de sí una última gota de gasolina para afrontar la Etapa 20, con el doble ascenso demoledor a Piancavallo. Se parte desde Gemona del Friuli, y después del breve ‘GPM’ de Clauzetto (3ª cat.) a mitad de etapa los corredores se dirigirán hacia la primera subida a Piancavallo (1ª cat., 14,5 km de escalada al 7,8%), caracterizada por una primera parte de subida muy dura. En la meta faltarán poco más de 50 km; se descenderá hacia el Lago di Barcis y se volverá a Aviano, donde se retomará la subida de Piancavallo, que en los años ha coronado a Marco Pantani, Mikel Landa y Tao Geoghegan Hart. Será la última subida del Giro d’Italia, tras la cual habrá terminado verdaderamente, al menos en clave Maglia Rosa, la 109ª edición de la prueba.
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