De la penúltima etapa del Giro d’Italia 2025 hablaremos durante muchos años. Y de ella se pueden contar muchas historias. La más importante, y la más brillante, la deja el desenlace triunfador de Simon Yates (Visma | Lease a Bike). El británico, que hace siete años corría para Mitchelton-Scott y se dejó cerca de cuarenta minutos en otra jornada que transitaba por el Colle delle Finestre, le dio la vuelta a la tortilla de la manera más inesperada para todos.
Ocurrió a 40 kilómetros de meta. Ni siquiera se había llegado a los ocho kilómetros de tierra de la Cima Coppi de este Giro 2025. Richard Carapaz (EF Education-EasyPost) había lanzado un furibundo ataque prácticamente desde abajo. Había hecho honor a su instinto, coraje y calidad, dignos de otros tiempos de ciclismo épico y legendario. Le seguía, con aparente facilidad, la Maglia Rosa desde hace ya trece días, Isaac del Toro (UAE Team Emirates-XRG).
Simon Yates da la gran sorpresa para vestirse con la Maglia Rosa
Ocurre que en un determinado momento comienzan a mirarse demasiado. Yates les alcanza y arranca en varias ocasiones. En todas ellas salen los dos principales candidatos al triunfo de mañana domingo en Roma. Pero en una de ellas no lo hacen. El inglés amasa una confianza inusitada. Pronto lleva la ventaja a unos 40-45″ que le permiten soñar con la segunda plaza de Carapaz. Pero no se queda ahí. Sube y sube, y alcanza, ya en la tierra, más de un minuto y medio, que le sitúa como Maglia Rosa provisional.
El segundo golpe de poesía de esta Etapa 20 llegará en el descenso de Finestre. Wout Van Aert formaba parte de la fuga de 31 ciclistas que acabaría disputándose el triunfo de etapa. Corona entre los primeros la Cima Coppi y se encuentra con su compañero Yates en la bajada. A partir de ahí, se transforma en una locomotora. La que tantos pelotones destruyó no hace tanto. La que empezamos a recobrar en Siena, hace también trece días, como Del Toro. Suelta a su compañero a cinco kilómetros de meta… con cinco minutos de ventaja sobre la Maglia Rosa. Para entonces, todos tenían claro que el destino de la carrera había cambiado definitivamente.
