Desde siempre, Italia ha sabido mostrar a Europa y al mundo entero su vocación industrial, en particular en el sector de las bicicletas
No es casualidad que en la actualidad existan numerosas empresas italianas con casi un siglo de antigüedad o incluso más. También son centenarias Ancma y EICMA, eventos que representan la agregación de intereses industriales y expositivos en el sector del ciclismo.
Durante los últimos treinta años hemos sido testigos de amplias transformaciones industriales, que han tenido lugar gracias a los cambios mundiales en estrategias industriales. A principios de la década de 1990, China, gracias a su experiencia industrial, atacaba los mercados occidentales, no siempre comportándose en modo íntegro, pero llegando a todo el mundo. Fue entonces que algunos países renunciaron a defenderse. Entre ellos, los Estados Unidos. Pero no Europa, que utilizó los TDI, Trade Defence Instruments, o sea sistemas de defensa comercial y vivió una profunda transformación gracias a la posibilidad legítima de mantener producciones, empresas y marcas gracias a los derechos antidumping. De hecho, «dumping» es la palabra inglesa que designa la venta de un producto por debajo de su coste. En el caso de las bicicletas, gracias a las ayudas estatales estaba inferior al coste de la materia prima.
En la actualidad, con unos 3 millones de bicicletas producidas, tanto tradicionales como de pedaleo asistido, Italia es el segundo país fabricante de Europa, después de Alemania, con unas 250 empresas, 12 mil empleados y una facturación industrial de unos 1.500 millones de euros.