La primera parte del Giro de Italia, que este año ha vuelto a las carreras de primavera, ha vuelto por fin a casa.
Ya han pasado diez días, casi la mitad de las etapas, pero ni siquiera lo ha parecido.
En esta larga semana ya hemos disfrutado de muchas cosas, como un remolque bien diseñado, como un Giro en miniatura.
En la Gran Salida de Turín vimos a Filippo Ganna lucir la primera Maglia Rosa con la fuerza y la determinación de los predestinados.
Más tarde lo habremos admirado corriendo como el más generoso de los domesticidas.
El día después del sprint de Novara triunfó Tim Merlier, y ya se pensaba que el grupo había encontrado un dominador de los sprints. En cambio, en las tres etapas siguientes ganaron Caleb Ewan (dos veces) y Peter Sagan.
En cuatro etapas uno de los fugitivos ha sido el primero en cruzar la meta, entre los que destaca Taco van der Hoorn, que en Canale resistió en solitario al grupo lanzado a su enseñanza.
Gracias a una escapada, Alessandro De Marchi pudo lucir la Maglia Rosa, un premio a la trayectoria que también es un homenaje a todos los atacantes y valientes del mundo.
Los aspirantes a la clasificación general se dieron un puñetazo en la subida hacia Sestola y se dieron unos cuantos golpes más en la carretera de tierra hacia Campo Felice.