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Etapa 1 de Giro d’Italia: Torino – Torino, La pequeña señorita

05/05/2021

Giro d'Italia Torino

Etapa 1: Torino - Torino, La pequeña señorita

Desde Turín el Giro d’Italia ha salido tres veces y en otras innumerables ocasiones ha pasado por allí con salidas o llegadas de etapa. Esta es la historia de una llegada, la de la penúltima etapa del Giro de 1949 al Motovelódromo de corso Casale, una instalación que tras unos años de abandono hoy está en el centro de un proyecto de recuperación.

 

El Motovelódromo está situado en Madonna del Pilone, a los pies de Superga. Aquel 11 de junio de 1949 había pasado poco más de un mes desde el día en que el nombre de la colina, en cuya cima se levanta la gran Basílica, construida por Vittorio Amedeo II como acción de gracias por la liberación del asedio francés de 1706, quedó tristemente asociado para siempre a la catástrofe aérea que exterminó a todo el equipo de fútbol del Grande Torino de Valentino Mazzola y Gabetto, de Bacigalupo y Grezar, de Ossola y Loik. No se salvó nadie: entre las 31 víctimas, además de jugadores, entrenadores y directivos, había también tres periodistas y los cuatro miembros de la tripulación.

Coppi, Bartali el Motovelódromo

La etapa que terminó en el Motovelódromo fue una contrarreloj. La víspera, Fausto Coppi había firmado su mayor hazaña deportiva: 192 km de fuga a través de los cinco puertos alpinos, desde Cuneo hasta Pinerolo. Había logrado ganar 11′ y 52″ sobre el segundo hombre, Gino Bartali, y se había puesto la maglia rosa a la espalda y el Giro en la bolsa. El segundo en la clasificación, de nuevo Bartali, estaba a más de 23′ de distancia; la contrarreloj Pinerolo – Turín, de 65 km, habría sido una formalidad. De hecho, Toni Bevilacqua ganó, por delante de Corrieri y De Santi; Coppi llegó sólo cuarto, pero fue suficiente para aumentar su ventaja en la clasificación general unos segundos más.

 

A Coppi le gustaba el fútbol. Como muchos piamonteses, animaba al equipo de Toro, que era imbatible en la primera posguerra, mucho más que el campeón. Hay muchas fotos que le muestran con jugadores granata: con Danilo Martelli o junto a Valerio Bacigalupo y Mario Rigamonti. En una de ellas está con Valentino Mazzola mientras levanta la rueda delantera de una moto de carreras y el capitán granata comprueba la calidad de los radios y los tubulares. En otra está de pie detrás del mostrador de la tienda de deportes que Mazzola había abierto en el centro de Turín: con ellos están Serse Coppi, el media punta Eusebio Castigliano y los hijos pequeños de Valentino, Sandrino y Ferruccio. Pero más que todo Coppi estaba ligado a Ezio Loik, el media punta del Grande Torino. A él le dedicó Fausto su victoria del día anterior en Pinerolo.

La pequeña señorita

Al día siguiente, en la ceremonia de entrega de la maglia rosa en el Motovelódromo, hubo una señorita encantadora. Mirella Loik, la hija de Ezio, no tenía ni cuatro años. Le pusieron un ramo de hortensias azules en la mano y la levantaron con su vestido corto para darle un beso a Fausto. La niña se echó un poco hacia atrás, apuntando con su manita al pecho de la maglia rosa, que olía a polvo y sudor; Coppi llegó justo a tiempo para darle un picotazo en la mejilla, antes de que se echara a llorar. La pequeña bicicleta que le regalaron no le sirvió de consuelo. 

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