Egan Bernal: el Giro de Italia no podía tener un ganador más prestigioso.
Quizá sea porque es un predestinado desde los 18 años, quizá sea porque tiene cara de buen tipo (y efectivamente es un buen tipo), quizá sea porque ganó el Tour de Francia con 22 años, quizá sea porque lleva a Italia en el corazón, pero verle en el escalón más alto del podio de Milán es lo máximo que puede pedir un aficionado al ciclismo. El ilimitado cuadro de honor de la Corsa Rosa ha sido llenado por otro fenómeno, por un corredor que ya está en la historia del deporte, porque sólo Gino Bartali, Eddy Merckx y Felice Gimondi antes que él fueron capaces de ganar Giro y Tour antes de los 25 años.
“La Maglia Rosa es especial y el Giro de Italia la carrera más bonita del mundo. No puedo creer que lo haya ganado“, dijo Bernal justo antes de levantar el Trofeo Senza Fine. Todo el mundo en la Piazza Duomo estaba animando, los colombianos eran obviamente imparables, pero también los italianos, que se sienten como los padres adoptivos de esta maravilla. Por otra parte, un joven con el maillot amarillo que a los 22 años, en el podio de los Campos Elíseos de París, dice “¡Gracias Italia!” por haberle acogido y haberle hecho convertirse en un verdadero corredor, sólo puede convertirse en un ídolo para las multitudes del Bel Paese.
Bernal era un as del MTB en Colombia y fue reportado al cazatalentos Paolo Alberati por el CT de las ruedas gordas nacionales colombianas, otro italiano, Andrea Bianco. Así, un Bernal de 19 años aterrizó en Sicilia en 2016, vivió unas semanas en casa de Alberati, firmó su primer contrato profesional con el Androni Giocattoli y se trasladó al Piamonte, en Buasca (Turín), donde Gianni Savio y Giovanni Ellena sentaron las bases para convertirlo en el destacado corredor que es hoy.