Etapa 19
Biella > Champoluc
BIELLA
Desde Piazzo, el barrio medieval de Biella al que se accede con un funicular, la mirada se pierde en el horizonte. Casi a los pies se observa el centro de la ciudad, que conserva monumentos de gran valor como el Baptisterio de San Giovanni Battista, construido sobre una necrópolis romana a partir del siglo IX, y la Catedral de Santo Stefano, que se adueña de la escena con toda su magnificencia del siglo XV. Dos ejemplos de un pasado importante que constituyen la base de la dinámica Biella actual, no por casualidad nombrada Ciudad Creativa por la Unesco.
La Cittadellarte – Fundación Pistoletto -ubicada en una antigua fábrica de lanas y creada en 1998 por Michelangelo Pistoletto-, cuyas obras se exhiben en una importante colección permanente, representa la mejor síntesis del alma de la ciudad: arte contemporáneo y lanas. Porque sí, Biella es el corazón de un distrito lanero de primer nivel.
Aquí, y en los pueblos de la provincia, se encuentran algunas de las fábricas de lana más prestigiosas y reconocidas del mundo por la calidad de sus productos y la elegancia de sus prendas, consideradas embajadoras destacadas del Made in Italy. Un recorrido por los outlets de la zona (cada empresa tiene el suyo) es muy recomendable.

La Reserva Natural Especial de la Bess
Poco después de la salida, el Giro pasa por Mongrando, en cuyo territorio se extiende la Reserva Natural Especial de la Bessa, conocida por la gran mina de oro que, en tiempos de los romanos, era considerada la más grande del mundo. Se accede desde la aldea de Vermogno y también alberga un Museo del Oro que revive su historia milenaria mostrando incluso los utensilios usados en épocas más recientes por los buscadores en el lecho del arroyo Elvo.
Luego aparece el Valle de Aosta, que de inmediato se presenta con su rica colección de monumentos, pueblos históricos y castillos. Se entra a la región por Pont-Saint-Martin, orgullosa de su puente romano (siglo I a.C.), que aún hoy cumple admirablemente la función de cruzar la garganta excavada por el Lys. Después, llega Donnas, a cuya espalda se distinguen largas hileras de viñedos de los que nacen vinos de gran calidad, entre ellos el Vallée d’Aoste DOC, primer vino del valle en obtener, en 1971, la Denominación de Origen Controlada.

El Fuerte Bard y Monte Rosa
Luego, es el imponente Fuerte de Bard el que llena la vista. Cuidadosamente restaurado, puede visitarse en toda su magnitud y es también sede de un museo que alberga exposiciones temporales de gran relevancia. Unos kilómetros entre los prados conducen a Arnad, cuna del renombrado lardo DOP, excelencia de la gastronomía regional, aunque también la mirada se ve atraída por el elegante Castillo Vallaise. La colección de edificios históricos continúa en Verrès, dominada por su original fortaleza de planta cuadrada, y en Saint-Vincent con sus bellas arquitecturas de estilo liberty. Luego, Chatillon, donde se encuentra el Castillo Gamba, que alberga un destacado museo de arte moderno.
Imprescindible, antes de entrar al pueblo, hacer una parada en los miradores panorámicos que regalan la mejor, y más cómoda, vista del Cervino.
En Brusson, la mina de oro de Chamousira ofrece una experiencia única, gracias a sus cuidadosas instalaciones a lo largo de las galerías desde las cuales se extraía el preciado mineral. Luego comienza la búsqueda del exquisito Fromadzo, una de las cuatro DOP (denominaciones de origen protegidas) del Valle de Aosta, producido casi exclusivamente en el valle de Ayas.
Finalmente, tras atravesar el mágico pueblo de Antagnod, llega la meta en Champoluc. Las antiguas casas Walser y el espectáculo de los picos del Monte Rosa cubiertos de hielo bien merecen el viaje.