Etapa 18
Morbegno > Cesano Maderno
Morbegno
Morbegno, la “puerta de la Valtellina”, acoge la salida de la decimoctava etapa del Giro. Un lugar que representa la síntesis completa de la provincia de Sondrio, entre arte, historia, naturaleza y sabores. Así, tras una visita por la ciudad con paradas en el Museo Cívico de Historia Natural, la colegiata de San Giovanni Battista (siglo XVI), el Santuario de la Asunta (1506) y el Palacio Malacrida con sus coloridos frescos, se puede uno sumergir en el mundo de las excelencias gastronómicas de la Valtellina. En Morbegno, el exquisito queso Bitto es el auténtico dueño de casa, pero todos los productos del distrito agroalimentario de calidad de la Valtellina tienen su origen en esta zona: entre bresaola, pizzoccheri, manzanas y vinos con denominación DOC, hay que tener cuidado de no excederse.

El Lago de Como
Se llega a la orilla oriental del lago de Como en Colico, donde merece la pena un breve paseo al Fuerte Montecchio Norte, la única fortificación militar italiana de la Gran Guerra que ha conservado intacto su armamento original y una de las mejor conservadas de Europa. No muy lejos, la Abadía de Piona llama la atención: es una antigua cluniacense caracterizada por su hermoso claustro románico-gótico del siglo XIII, situado en la punta de la pequeña península de Olgiasca, en un entorno incontaminado que evoca tiempos lejanos y constituye aún hoy una joya rara de la arquitectura románica lombarda.
Desde la maravillosa Bellano – incluida entre los ‘Pueblos más Bonitos de Italia’ – se despide momentáneamente el Lario para adentrarse en la Valsassina, rodeada de grandes montañas – la más destacada, la Grigna – pero también una tierra industriosa. No por casualidad aquí se encuentra el distrito de tijeras y artículos de corte de Premana, fruto de las antiguas minas de hierro de la zona y hoy considerado una excelencia mundial en su sector.
El paseo junto al lago de Lecco invita a relajarse y a observar las montañas del Triángulo lariano que se alzan al frente, haciendo aún más interesante la parada. Imprescindible un paseo por el centro histórico de la ciudad, lleno de palacios nobles y rincones de rara sugestión.
Palacio Arese Borromeo
Antes de llegar a la meta, hay que atravesar la Brianza, sinónimo de laboriosidad – sus fábricas de muebles siempre han estado a la vanguardia en calidad y capacidad de innovación – pero también capaz de ofrecer paisajes de gran belleza con su sucesión de bosques, colinas y pequeños lagos. No por casualidad, en este territorio se alzan desde hace siglos imponentes villas – espléndida entre ellas Villa Greppi en Monticello Brianza – rodeadas de suntuosos y cuidados parques.
Y es precisamente otra de estas residencias la que acoge la llegada de los corredores en Cesano Maderno: el Palacio Arese Borromeo. Construido en el siglo XVII, es un magnífico ejemplo de arquitectura barroca y alberga en su interior frescos y mobiliario que narran la grandeza de la familia que lo encargó. Además, está rodeado por un amplio parque centenario, perfecto para un paseo entre historia y naturaleza. El lugar ideal para esperar a los corredores. Pero también para descubrir que la Brianza tiene un corazón antiguo.
