Etapa 17
San Michele all'Adige (Fondazione Edmund Mach) > Bormio
San Michele all'Adige
Es el día del Mortirolo, la subida tótem. Pero antes de llegar a ella, la decimoséptima etapa del Giro atraviesa lugares de gran belleza, que invitan a múltiples paradas: para saborear, para descubrir la cultura o simplemente para disfrutar del paisaje.
San Michele all’Adige es conocida desde la Edad Media por ser sede de una importante abadía agustiniana que hoy alberga dos instituciones de excelencia: la Fundación Edmund Mach, escuela de agricultura y centro de investigación internacional, y el Museo Etnográfico Trentino San Michele, dedicado a las tradiciones y al artesanato del Trentino, el más grande de Italia en su género.
Todo alrededor se extiende la Llanura Rotaliana, con sus colinas cubiertas de viñedos de los que nacen algunos de los mejores vinos trentinos: ante todo el Trento DOC, espumoso símbolo de excelencia, y el Teroldego Rotaliano DOC, considerado el príncipe de los vinos tintos del Trentino.

En la Val di Non
A la entrada del Val di Non se encuentran algunos de los castillos más bellos del Trentino: Castel Thun, Castel Valer y el menos conocido Castel Nanno. Pero Val di Non también es sinónimo de manzanas y manzanares que llenan la vista sin interrupción a ambos lados de la carretera. El corazón del valle es Cles, que merece una parada al menos para admirar la Pieve dell’Assunta, hoy de estilo gótico-renacentista pero ya mencionada en un documento de 1188, y la iglesia de San Vigilio (siglo XII), recordada por la importancia de sus frescos de los siglos XIV y XV, considerados entre los más interesantes del Gótico trentino.
Pueblos, castillos y monumentos al trabajo caracterizan también el siguiente tramo, el Val di Sole. No pasan desapercibidas las estructuras del Castel Caldes y del Castello di Ossana, pero luego es una grata sorpresa descubrir los relojes de sol artísticos pintados en las paredes de los pueblos de Pession y Monclassico: hay más de 50, todos distintos técnica y artísticamente, nacidos de un proyecto iniciado en 2002 para valorizar esta antigua tradición local. Cuentan historias de esfuerzo (y destreza) los distintos pequeños museos dedicados a los oficios tradicionales, como las Serrerías venecianas de Malè, Dimaro y Ortisè.

Recordando a Marco Pantani
Subiendo hacia el Paso del Tonale se cruza Vermiglio, el pueblo que se hizo célebre por la película del mismo nombre, candidata al Oscar en 2025. Al mirar hacia la izquierda, deslumbra la vista de los glaciares que cubren el Adamello: un excelente punto de observación es la explanada del Tonale, donde se hace una pausa antes de entrar en Lombardía.
Ponte di Legno es el primer pueblo que se encuentra; unos kilómetros más adelante está Vezza d’Oglio, con su interesante —y conmovedor— Museo de la Guerra Blanca en el Adamello.
El paso por el Mortirolo encoge el corazón. El recuerdo de las hazañas de Marco Pantani allí arriba sigue más vivo que nunca. La marca del distrito agroalimentario de calidad de la Valtellina acompaña, al final del descenso, al descubrimiento de los sabores excelentes de la provincia de Sondrio: bresaola, pizzoccheri, manzanas, quesos (Bitto DOP y Casera DOP) y vinos DOC componen un menú de altísima calidad.
Con esos aromas aún grabados en el paladar, se remonta el curso del Adda hasta Bormio, donde está situada la meta del día: aquí, en vísperas de los Juegos Olímpicos del próximo año, las palabras clave son bienestar y naturaleza. Tres balnearios termales y el Parque Nacional del Stelvio son atracciones irresistibles. Todas para disfrutar.