Etapa 16
Piazzola sul Brenta > San Valentino (Brentonico)
Piazzola sul Brenta
La maravillosa Villa Contarini es uno de los ejemplos más imponentes de villa véneta. Construida en el siglo XVI, probablemente según un diseño del joven Andrea Palladio, la villa fue ampliada en el siglo XVII por Marco Contarini, que la convirtió en un lugar de ocio y cultura. El edificio se distingue por sus majestuosas alas, la logia palladiana con 31 arcos y la amplia plaza frontal, antaño escenario de fastuosas celebraciones. Pero la fiesta, en realidad, también cobra vida con la salida de la decimosexta etapa del Giro, quizá acompañada de un plato de risi e bisi o de alguna de las muchas preparaciones del bacalao.
La carrera se desarrolla primero por las provincias de Padua y Vicenza, territorio de referencia de los importantes distritos del calzado de la Riviera del Brenta y del arte orfebre de Vicenza, excelencias del ‘Made in Italy’ reconocidas a nivel mundial.
Se hace una parada en Thiene para relajarse en la monumental Piazza Chilesotti y visitar el Castillo, que a pesar del nombre es una villa pre-palladiana (siglo XV) que aún conserva frescos y muebles de gran valor.

La Valle de los Lagos
La subida que lleva a Carbonare conduce al Trentino, que en esta etapa muestra sus facetas más bellas. Tras bordear el Lago de Caldonazzo y atravesar Vigolo Vattaro, situado en el centro del altiplano de la Vigolana, se desciende hasta Trento. Bastan unas pocas horas para enamorarse de esta ciudad, capaz de mantenerse fiel a su historia, bien representada en la magnífica Piazza del Duomo, rodeada de torres y palacios almenados y con la imponente fuente de Neptuno en el centro.
Se ascienden las laderas del Monte Bondone, sin llegar a la cima, pero atravesando Candriai y alcanzando Terlago. El Castillo de los Condes de Terlago (1500) y la torre medieval de Braidone son los emblemas del pueblo, en cuyas cercanías se encuentra también el sugestivo (y apto para el baño) Lago de Terlago.
En Vezzano comienza el llamado Valle de los Lagos: se bordean en orden el Lago de Santa Massenza, el Lago de Toblino (con su suntuoso castillo asomado al agua) y Cavedine. A ambos lados de la carretera se suceden las hileras de viñedos de los que nacen la Nosiola y el Vino Santo, dos de los vinos más renombrados del Trentino. Luego llega el turno de los extensos olivares, cuna del igualmente celebrado Aceite Garda DOP, que conducen hasta Arco, meca de la bicicleta de montaña y de la escalada deportiva. Aquí resulta agradable dejarse envolver por las atmósferas de la antigua Kurort (ciudad de curas), apreciada en toda Europa por su clima templado. En particular, los Habsburgo embellecieron la ciudad con parques, elegantes villas liberty y suntuosos edificios promovidos por la propia casa imperial. Imperdible la subida al Castillo, una de las fortalezas medievales más sugerentes de todo el arco alpino.

Brentonico
En Brentonico es obligada una parada en el Palazzo Eccheli-Baisi, rodeado por un jardín botánico con muchas de las 1.655 especies del Parque del Monte Baldo. En el interior del edificio se encuentra el Museo del Fósil, que conserva una rica colección de protozoos y crustáceos fósiles, y que documenta la vida del período post-Triásico (hace entre 150 y 180 millones de años) en lo que hoy es el área septentrional del Monte Baldo.
Después, es la naturaleza la que llena los ojos hasta la meta en San Valentino, lugar muy apreciado por los amantes del ciclismo y los excursionistas que desde aquí parten por itinerarios que atraviesan el “Jardín de Europa” y alcanzan las crestas desde donde se disfrutan vistas grandiosas del Lago de Garda. Que se saborean acompañadas por una copa de Marzemino.