Etapa 10
Lucca > Pisa TUDOR ITT
Lucca
La gran belleza de la Toscana, en este caso en dos de sus ciudades y polos artísticos más fascinantes, acompaña a los corredores durante la décima etapa del Giro. La brevedad de la contrarreloj permite además disponer de tiempo para descubrir Lucca y Pisa, lugares que todo el mundo envidia de Italia, y que, por su tamaño, pueden recorrerse cómodamente a pie o en bicicleta.
4.200 metros. Esa es la medida del perímetro completo de las murallas de Lucca, una grandiosa obra renacentista que aún hoy abraza y, simbólicamente, protege la ciudad. Más aún: todo el anillo fortificado es transitable a pie o en bici y permite admirar desde lo alto el centro histórico. Es un verdadero paseo elevado, de 30 metros de ancho y 12 metros de altura sobre la ciudad. Imperdible. Único.
El paseo por el centro urbano no puede dejar de pasar por Via Fillungo, corazón social y mundano de Lucca, y por la Torre delle Ore, de 50 metros de altura, cuya cima se alcanza tras superar 207 escalones. Se alza en cambio en la esquina entre Via Sant’Andrea y Via delle Chiavi d’Oro la Torre Guinigi, inconfundible por los siete árboles de encina que crecen en su cima. También en este caso hay que vencer más de 200 escalones.

Hacia Pisa
Sin duda menos fatigantes son las visitas a la Catedral de San Martino y a la iglesia de San Michele, joyas de la arquitectura románico-gótica. Y no puede faltar una parada en el Museo Puccini (puccinimuseum.org), instalado en la casa natal del compositor, donde pueden admirarse objetos personales del Maestro y el piano con el que compuso Turandot. Es hermoso imaginar que Puccini escribiera sus notas inmortales sobre papel de ‘kilómetro cero’: Lucca y su comarca han sido desde la Edad Media uno de los principales centros italianos de producción de papel.
En la carretera hacia Pisa se suceden numerosas villas señoriales de gran encanto, que solo pueden admirarse desde fuera, ya que en su mayoría tienen usos privados o hoteleros. Una vez atravesado el largo túnel que une la zona de Lucca con la llanura pisana, se encuentra San Giuliano Terme, donde destaca el majestuoso edificio del balneario construido en 1743 por el Gran Duque de Toscana, Francisco Esteban de Lorena, como residencia de verano.

Caminando por Piazza dei Miracoli
Y por fin, Pisa. La célebre Torre inclinada se divisa ya mucho antes de entrar en la ciudad y, como un faro —o quizá una especie de imán—, conduce hacia el destino. Imprescindible la visita a la Piazza dei Miracoli, donde junto a la Torre se encuentran también la Catedral (joya del románico consagrada en 1168) y el Baptisterio, construido en la misma época y considerado el más grande del mundo. Luego es bonito perderse entre los callejones del centro histórico, lleno de talleres artesanales de cuero y piel, una excelencia productiva de la ciudad. También puede admirarse desde lo alto paseando por los antiguos muros de la ciudad. Después se llega a los Lungarni, donde se alinean espléndidos palacios señoriales. Aquí se encuentran numerosos museos, pero también espacios de ocio y locales con encanto donde disfrutar la noche. Un día especial encuentra aquí el mejor lugar para terminarlo con una buena celebración.